«Juramentos de sangre» tiene la particularidad de que hará que el lector «viaje» de un lugar a otro y de una época a otra. El hilo conductor de la historia se desarrolla en la época actual, en tres escenarios distintos: Montana y Los Ángeles, Estados Unidos; e Inverness, Escocia.
Pero como la novela tiene un tinte sobrenatural dado que la trama versa sobre las vidas pasadas, las almas gemelas y las reencarnaciones, gran parte de la historia transcurre en distintas épocas: Highlands, Escocia, en el siglo XVIII; Londres, Inglaterra, en el siglo XIX; e Inverness, Escocia, en el siglo XX. Los protagonistas, a través de sueños o recuerdos, nos mostrarán cada una de sus vidas pasadas.
En la novela se cuentan dos historias de amor y aventuras que se entrecruzan y que se tejen a través de los siglos, en diferentes épocas y ciudades, y que ponen a prueba el Tiempo. Y los protagonistas principales de «Juramentos de sangre», no son dos, sino cuatro. Cuatro almas signadas por una promesa de amor eterno y por un juramento de honor que deberán enfrentar peligros, odio, envidia y persecuciones… incluso desafiar a la misma muerte para estar juntos.
Ellos son: Alexander, Evangeline, Duncan y Megan; pero dejemos que sean ellos quienes se presenten:
Duncan
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Megan
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Él: Gerar Butler | Ella: Liv Tyler |
Mi nombre es Duncan McGraeme. Nací en las Tierras Altas de Escocia, en el Año de Nuestro señor de 1695. Me considero un hombre de palabra, un hombre de honor, también un hombre que prefiere la paz; no obstante, me vi obligado a cometer algunos crímenes en busca de justicia… y de venganza.
Fui testigo del asesinato de mi hermano menor, Alexander, y de su mujer, Evangeline, y nada pude hacer para impedirlo. Desde entonces, he vivido con esa carga en la conciencia… Es difícil… muy duro. Mi hermano no merecía ese final. Pero no solo fui testigo de sus muertes, también lo he sido del juramento de amor eterno que hicieron. Ellos volverán…
Enceguecido de furia, busqué venganza e hice mi propio juramento de honor a mi hermano muerto. Estas dos acciones, signaron mi destino para siempre. Pero no me arrepiento, cumpliré con mi palabra, aunque para ello deba regresar en una nueva vida. Y también volveré por Megan, siempre volveré por ella… la mujer que me salvó la vida, mi mujer, mi ángel.
Mi nombre es Megan. Corría el Año de Nuestro Señor de 1720, yo tenía veinte años, y me encontraba sola en las montañas escocesas. Hacía unos días que había huido de la fortaleza de mi padre, el laird MacKinnon, para evitar una boda… la mía. De ninguna manera accedería a desposarme con ese viejo despiadado y asqueroso, el laird McGraeme, con quien mi padre tenía intenciones de reforzar lazos. Pero cuando emprendí ese viaje, no sabía que el destino me deparaba mucho más que la libertad. En ese viaje, conocería al amor de mi vida.
Duncan McGraeme yacía inconsciente a la vera del río. Tenía múltiples golpes y heridas profundas en su cuerpo. Se desangraba… En cuanto lo vi, supe que se estaba muriendo, pero algo dentro de mí, algo inexplicable que se encendió como una llama, me proporcionó la fuerza necesaria para arrebatárselo a la muerte. Me sentía egoísta, lo admito, pero lo deseaba para mí. Quería a ese hombre a mi lado… para siempre. Nuestra vida no ha sido fácil, pero no cambiaría ni un segundo de lo vivido por estar junto a él.
♥♥♥♥♥
Alexander
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Evangeline
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Él: Jake Gyllenhaal | Ella: Amy Adams |
Soy Alexander MacKenna. Tengo treinta y tres años y vivo en un rancho ganadero ubicado en Montana, en las afueras de Havre, un rancho al que he llamado «The Little Highlands». Ustedes se preguntarán la razón de este nombre, por demás curioso, y no los culpo. Lo he llamado así, no por casualidad, sino porque es allí, en las verdaderas Highlands escocesas, donde nace mi verdadera esencia. Hoy soy un vaquero norteamericano, pero en el pasado… en otras vidas, fui otros hombres. Sí, otros.
En 1703 nací en Escocia, en la zona del Glen Affric. Mi nombre, entonces, fue Alexander McGraeme. Fui el hijo menor de un poderoso y cruel laird: Randolph McGraeme, y tuve dos hermanos: Randolph (hijo) y Duncan… De mi padre y de mi hermano mayor, sinceramente, no tengo palabras agradables para decir, en cambio de mi hermano Duncan podría hablar horas, pero lo resumiré con pocas palabras: Duncan fue el mejor hombre que conocí en mi vida, un hombre de honor y de palabra.
Y fue en Escocia, donde encontré a mi alma gemela. ¡Vamos! ¿No me irán a decir que no creen en esas cosas? En fin, cada quien con sus creencias, pero déjenme que les cuente que, desde que tuve uso de razón, supe que en el mundo había una persona destinada para mí. Alguien que me complementara: mi alma gemela… mi alma destinada. Estaba convencido de que sabría reconocerla en cuanto la tuviera frente a mí, ¡y por Dios Santo, que no me equivoqué! Evangeline… Ella era todo lo que había esperado. Era mía, y de nadie más. Pero el destino, o quienes lo manipularon, impidieron que estuviéramos juntos. Antes de morir nos juramos amor eterno, nos prometimos que volveríamos en otra vida y que sabríamos reconocernos.
En nuestra segunda vida pasada, Evangeline y yo nos reencontramos en Londres, casi un siglo después. Pero solo nos reencontramos, para volver a perdernos. El momento es ahora. Hoy estoy convencido de que ella también ha vuelto en esta época. Lo presiento. Evy y yo tenemos una extraña conexión, aunque ella todavía no es consciente de lo que realmente nos une. Volveremos a encontrarnos… Lo sé.
Mi nombre es Evangeline Jesper, tengo treinta años, soy médica veterinaria y trabajo y vivo en Los Ángeles, Estados Unidos. Mi vida sería normal si no fuera por los extraños sueños que tengo desde niña. En ellos, un hombre me llama… En realidad, cuando era niña, quien me llamaba era un niño, tal vez tres años mayor que yo; pero a medida que yo crecía, él también lo hacía. Fue como crecer juntos. Hoy debe de tener alrededor de treinta y tres años. En los sueños lo veo vestido de vaquero y rodeado de montañas, creo que vive en un rancho ganadero, pero vaya uno a saber en qué parte del mundo está ubicado… si es que existe, claro.
A veces creo que me he inventado a Alexander, ese es su nombre, para no sentirme tan sola, dado que mis padres me abandonaron descaradamente al dejarme toda la vida al cuidado de niñeras. Mientras que para mis padres carezco de importancia, para Alexander parezco imprescindible. Cada noche él acude a mis sueños y me llama, me dice que me ama, y aunque resulte extraño y por demás absurdo, yo también siento que lo amo… Me pide que lo busque y me dice que volveremos a casa… ¡pero esa «casa» a la cual él se refiere es Escocia, y yo nunca he estado allí!, al menos en esta vida…
Estoy decidida a buscarlo. Si Alexander de verdad existe, lo quiero a mi lado, en mi vida; no solo en mis sueños.