«Lazos de Silencio» es una novela contemporánea, ambientada en la costa este de los Estados Unidos en un verano cualquiera, de no hace muchos años. Elegí Cabo Elizabeth, ubicada al sur de Maine porque cuando vi fotos del lugar, me enamoré perdidamente de sus paisajes. Es una ciudad pequeña con más de 400 años de historia y perfecta para ambientar la novela. Fue nombrada así en honor de la hermana del rey Charles I de Inglaterra.
Hay dos sitios que nombro especialmente en la novela; uno es el Portland Head Light, uno de los faros más fotografiados del mundo y que fue fundado en 1791. Otro sitio histórico que aparece en la novela es Fort Williams, que fue un fuerte operativo durante la Primer Guerra Mundial y la segunda, que ahora es un parque recreativo donde se practican deportes, se organizan fiestas y demás.
Nick Randall
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Miranda Saint James
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Él: Josh Holloway
Fanart de él: Andrea Milano
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Ella: Evangeline Lilly
Fanart de ella: Andrea Milano
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Soy Nick Randall, nací al sur de Texas y siempre he sido un hombre de pocas palabras. Bohemio por elección y amante de las buenas motocicletas. No podría jamás desprenderme de mi «pequeña» ya que es el único recuerdo que tengo de mi padre. ¡Nada más y nada menos que una auténtica Harley Davison de los sesenta! Cargo con una pesada mochila sobre mis espaldas y muchas veces, ese peso, me ha hecho flaquear. Amo la libertad pero a estas alturas de mi vida, creo que necesito detenerme por un rato. Por más que siga huyendo del pasado, él no va a desaparecer.
Cabo Elizabeth apareció frente a mí y varias razones hicieron que deseara quedarme. Es un bonito lugar para echar raíces. Creo que lo sucedido antes de llegar a Cabo Elizabeth fue un presagio. Jamás imaginé que me toparía con una mujer desnuda, dándose un chapuzón en el arroyo. Les juro que parecía una sirena entrando y saliendo del agua con ese cabello oscuro cayéndole por la espalda… (suspiros) No me cantó ni me susurró al oído, pero logró encantarme con sus movimientos… aunque… bueno, creo que la «sirenita» no estaba muy encantada de verme allí. Volvimos a encontrarnos, nuevamente, casi por casualidad… pero no puedo contarles ahora; mi «pequeña» me espera… ya saben… el hombre y su motocicleta…
Mi nombre es Miranda Saint James y sufrí la peor desilusión de todas. ¿Se imaginan descubrir a su prometido con otra mujer apenas dos días antes de la boda? Eso fue lo que me ocurrió y créanme, no se lo deseo a nadie. Stephen era el hombre de mi vida… al menos eso era lo que pensaba. Lo único que deseaba era empezar de nuevo en otro sitio para intentar sanar mi corazón. Y así, un día dejé atrás el pasado y abandoné Boston con destino a Cabo Elizabeth para encargarme de los negocios de mi padre. Él es dueño de una importante cadena de restaurantes y como el amor a la cocina se hereda yo decidí convertirme en chef. Mi hermana Lindsay dice que soy una de las mejores, pero creo que exagera. Sabía que iba a extrañar a mi familia y a Emma, mi mejor amiga, sin embargo, estaba segura que cambiar de aire me iba hacer bien. Mi plan era encontrar un sitio bonito donde abrir un nuevo restaurant y escribir mis artículos para Cuisine.
¿Hombres? Absolutamente borrados de mi vocabulario. Claro que muchas veces, el destino nos juega una broma y echa por tierra nuestras convicciones, ¿verdad? Bueno… esta vez puede ser que yo tuviera algo de culpa, pero solo un poco, eh. Confieso que meterme desnuda en ese arroyo no fue lo más sensato que he hecho en mi vida. Les juro que pensé que estaba sola, por eso cuando apareció ese sujeto que medía casi dos metros con su motocicleta me asusté mucho. Tenía pinta de gamberro, con ese cabello rubio desprolijo y barba de algunos días. Cuando se sacó la camisa… ¡sí, se atrevió a hacerlo! Descubrí el tatuaje de un demonio en su espalda. Metía miedo… aunque cuando me llamó «sirenita» logró arrancarme una sonrisa. Finalmente conseguí salir de aquella incómoda situación y me marché de inmediato. No me dijo su nombre, tampoco le di el mío. ¿Para qué? Era imposible que volviéramos a vernos… ¿o no?
Estos son algunos de los personajes que aparecen en «Lazos de Silencio». Dejaré que se presenten ellos mismos:
Permítanme que me presente, mi nombre es Kyle Benson, nací en Cabo Elizabeth y soy doctor. Mi hermana Debbie dice que soy el mejor partido y que no entiende como aún sigo soltero. Supongo que todavía no he conocido a esa mujer con la que compartir los próximos años de mi vida.
Soy Lindsay Saint James, la hermana menor de Miranda. Dirijo la tienda de ropa de mi madre, Glamour, una de las más exclusivas de Boston. El trabajo absorbe casi todo mi tiempo y mi familia se queja de que no tengo vida social. Como mi hermana consiguió novio y va a casarse, quieren que yo no tarde mucho en seguir sus pasos. Me gustan los lujos y poco me importa que me acusen de vanidosa. Soy rica y lo disfruto.
Mi nombre es Emma Dubois, soy enfermera en el Hospital de Boston y la mejor amiga de Miranda. La adoro, pero debo confesar que no me llevo muy bien con su hermana Lindsay (entre nosotras, es una presumida) No he tenido mucha suerte con los hombres pero sueño con casarme y formar una familia algún día.
Jeffrey Saint James, a sus órdenes. Padre orgulloso y empresario de éxito. Tengo dos hijas, pero Miranda es mi debilidad. Siempre estuve convencido de que todo lo que he hecho por mi familia ha sido por su propio bien. Un padre protege a sus hijos… a cualquier precio.
¿Por qué leer «Lazos de Silencio»? Porque es una historia intensa, con personajes que te conquistarán y te llegarán al corazón. Porque en cada frase, en cada palabra, va un pedacito de mi alma. Encontrarás ingredientes que te atraparán desde la primera página; desde la intriga hasta los hermosos escenarios de Cabo Elizabeth, pero sobre todo, hay mucha pasión… ¿verdad, Nick?
Nick carraspea y se pasa la mano por el cabello.
«Si lo dice Andrea, pueden creerle. Ya saben, no me gusta mucho hablar de mí, pero tanto mi historia como la de la sirenita los mantendrán enganchados hasta el final, se los puedo asegurar. No tengo permiso de contar mucho, ¡pero la escena en el fregadero…!», se ríe y unos encantadores hoyuelos se dibujan a ambos lados de su boca.
Lo miro con el ceño fruncido, en señal de amonestación.
«¡Está bien, no cuento más nada!», Nick guiña el ojo. «Lo siento, ladies, tendrán que leer la novela para enterarse…»