«Vacaciones al amor» transcurre principalmente en Madrid, quizá porque yo soy de Madrid y me resulta fácil ambientar mis historias en la ciudad en la que vivo.

También aparece de refilón la Sierra de Guadarrama que fue el escenario de «Abraza mi oscuridad». Un lugar que me tira mucho, así que, seguramente, volverá a aparecer en alguna otra ocasión.

Y, por último, la ciudad de Dubai donde jamás he estado, pero a la que he conocido a través de esta poderosísima herramienta para viajar que se llama internet.

Natasha Poliakova	Jorge Anglada
Ella: Fernanda Tavares	Él: Patrick Dempsey

Natasha Poliakova: «¿Que os cuente mis principales defectos? Pues, no sé, tampoco tengo tantos no os creáis... A ver, dejadme pensar... Está bien, empiezo: soy una bocazas incorregible, un pelín creída (estamos siendo sinceros, ¿no?), imprudente, alocada... ¡Eh! Los dos últimos son sinónimos. Perfecto, uno menos. Bien, sigamos, juerguista... ¿eso es un defecto? No, si al  final va a resultar que no tengo ninguno, jajaja. ¿Lo ves, Jorge?».

Jorge Anglada: «¿Que qué es lo que más me gusta de Natasha? Si digo todo suena un pelín cursi, ¿no? Está bien, me gusta porque no se calla ni debajo del agua y, a consecuencia de ello, se mete en unos líos tremendos; es una gran amiga de sus amigas y, para mí, eso dice mucho de una persona; es valiente, leal, trabajadora y, además, un bombón. Pero, sobre todo, Natasha es muy, muy divertida y a su lado no te aburres ni un segundo».

María (secretaria de Jorge Anglada): «¿Que cómo es que Natasha se enamoró de don Jorge? Creo que la pregunta debería ser más bien: ¿Cómo no iba a enamorarse Natasha de un hombre como don Jorge? Si es que lo tiene todo, es guapo, inteligente, trabajador, con un gran sentido del humor, hasta tiene una moto dabuti, como decís los jóvenes y, lo mejor de todo, es que es un encanto de persona, siempre pendiente de todo el mundo. Si yo tuviera veinte años menos... Bueno, está bien, si tuviera treinta años menos, ¡don Jorge no se me escapaba!».

Isabel (una de las amigas del colegio de Natasha): «Ninguna de nosotras nos creímos ni por un momento que Natasha fuera capaz de darle vacaciones al amor durante un año. ¡Venga ya, que nos conocemos desde que íbamos a párvulos! Natasha siempre ha sido de lo más enamoradiza, vamos que ni Francisco Rivera, pero en plan exprés, eso sí. Tenía una habilidad especial, a la que quizá habría que llamar don para topar con los tipos más pedantes, pirados, arrastrados... vaya, no se me ocurren más adjetivos. En resumen, que sus amigas aún no nos creemos lo loca que está por un hombre como Jorge. Su madre habla de milagro y no me extraña».

Nada más poner la palabra «fin», me di cuenta de que no había una sola escena hot en toda la novela. En pleno boom de Cincuenta sombras de Grey me dije: «Hija mía, no te vas a comer un colín». Estaba segura de que nadie se animaría a publicarla así y, por más vueltas que le daba, no veía donde meter una. Simplemente, no iba con la historia.

Pero al final tuve suerte, le entregué el manuscrito a mi editora de HQÑ y me dijo que adelante. Le pregunté si se había dado cuenta de que no había ninguna escena de cama y me dijo que no le hacía ninguna falta y, en vista del éxito que «Vacaciones al amor» está teniendo entre mis lectoras, pienso que tenía razón.

Porque la vida es dura y poder desconectar por menos de tres euros, durante unas horas, con un libro que te va a hacer reír, sí o sí, es una terapia buenísima para recargar pilas.